Cómo celebrar un banquete y no morir en el intento

Estamos en pleno apogeo de lo comúnmente llamado la gran BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) y sobre todo de la primera B… la BODA, sí con mayúsculas. Porque tanto si asistes como invitado/a o como si trabajas para darles de comer a toda la gente que se une para celebrarla, en ese gran día todo es con mayúsculas. 

Es un evento preparado con mucha antelación, hasta el más mínimo de los detalles está planificado al milímetro y toda persona que participa en ella, ya bien sea de un lado o del otro, tiene un temor común:  la intoxicación alimentaria. 

 

Y para muestra: un botón. Aquí os dejamos el enlace de la reciente noticia de 18 personas intoxicadas en un banquete de boda. 

https://www.lasexta.com/noticias/sociedad/intoxicadas-personas-que-cenaban-salon-bodas-valencia_201906305d188d560cf2b8f0e2965d2f.html

¿Quién no ha pensado alguna vez, después de una gran comida, que iba a terminar en el hospital con una intoxicación alimentaria monumental? La verdad es que a todos se nos ha pasado en algún momento esa idea por la cabeza, pero como comensal, poco o nada puede hacerse por evitarlo. Puedes fiarte de tu olfato perruno, o de tu vista de águila, pero tenemos que decirte que por mucho que presumas de estas virtudes, poco harán por ti en esta ocasión, ya que las bacterias patógenas (esas que nos ponen enfermos y que causan las intoxicaciones o infecciones alimentarias) ni se ven ni se huelen. 

En definitiva, la pelota está en el tejado del restaurante o catering que prepare la comilona. En Hazia, confiamos en el buen hacer de todos los profesionales, pero cierto es también que el riesgo cero no existe, y hasta el mejor profesional en momentos de gran estrés puede caer en pequeños errores que pueden ser fatales. 

Por nuestra experiencia, podemos contaros aquí cuales son los errores que con mayor frecuencia se dan

  • Elaborar la comida con demasiado tiempo de antelación
  • Dejar la comida excesivo tiempo a temperatura ambiente
  • Cocinar poco los alimentos
  • No mantener unas correctas pautas de higiene

Esto también podría pasarte  a ti, pero que no sea porque no has puesto todos los medios que tenías a tu alcance. ¿Por qué no empiezas por examinarte tú mismo? En nuestra web encontrarás un checklist muy sencillo para hacerlo. Y por supuesto, contacta con nosotras, te contaremos en todo lo que podemos ayudarte.

Ah, y sin olvidarnos… ¡feliz boda! 

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El botulismo se conserva.

Seguro que hace poco os llegado la noticia de unas latas de sardinas con problemas de esterilización y que ¡ojo “cuidao”! que lo mismo “tenían botulismo”. Sabemos que este tipo de noticias asustan y además hemos oído toda la vida que hay que tener mucho cuidado con las conservas, así que vamos intentar aclarar de qué va todo esto del botulismo y, como no podía ser de otra manera, con infograma al canto.

El botulismo se produce por la toxina, no por la bacteria.

El botulismo es una intoxicación provocada por la toxina botulínica (sí sí, la de botox) que es generada por la bacteria Clostridium botulinum. 

El botulismo no es muy frecuente, pero sí muy grave.

Los síntomas afectan al sistema nervioso, pudiendo derivar en parálisis e insuficiencia respiratoria y provocando incluso la muerte.

No todas las conservas suponen un riesgo.

El pH ideal para que se desarrolle la toxina es por encima de 4,6, por lo tanto con las conservas ácidas (pH  por debajo de  4,6) no hay problema.

¿Y qué pasa con aquellas conservas que tienen un pH superior a 4,6? Si son conservas industriales, podemos estar tranquilos ya que se someten a controles de esterilización para reducir al mínimo este problema. Si por el contrario, hacemos conservas caseras debemos asegurarnos que las esterilizamos correctamente y lo mejor es utilizando la olla a presión (entre 20 y 60 minutos dependiendo del producto).

Y estaréis pensando…ya…pero la noticia de la que hablabas al principio ¡bien que eran conservas industriales! Efectivamente, en la industria alimentaria, como en el resto, se cometen errores pero afortunadamente no es lo normal.

El “no parece que esté malo”  no vale.

La toxina botulínica no altera el alimento por lo que su color, olor, textura, etc. no te va a dar ninguna pista. Puedes tener una conserva hasta arriba de toxina y parecer completamente normal.

Y entonces…¿qué puedo hacer para destruir la toxina? Si el alimento te lo permite, calienta la conserva una vez abierta a 80 – 85ºC durante unos 10 minutos.

Y muy importante: Ante la duda, no consumas el alimento.

 

Si quieres aprender cómo evitar éste y otros peligros alimentarios, te recomendamos nuestro curso “Higiene y manipulación de alimentos” disponible en nuestra plataforma de formación online cursos.hazia.net.

Para estar al tanto de todas las novedades que vamos sacando (más infogramas, cursos, herramientas gratuitas,…) te invitamos a suscribirte a nuestro boletín de noticias (pss psss! en la página principal de nuestra web hazia.net)

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Cocinar en el lavavajillas, ¿es posible?

Hace unos días, mientras impartía un curso de Higiene alimentaria, uno de los asistentes me preguntó sobre si era cierto que hubiera gente que cocinaba en el lavavajillas. La pregunta me hizo gracia, ya que no iba al hilo del tema que tratábamos en ese momento, pero por supuesto que le di mi respuesta y mi opinión como consultora en Seguridad Alimentaria. Además se abrió un debate sobre la cocina en el lavavajillas y ¡hasta surgieron ideas para recetas! Y ya que vi que hay mucha curiosidad y dudas sobre el tema, me pareció una buena idea tratarlo en este blog, que poco a poco va teniendo más adeptos.

A estas alturas tod@s hemos oído hablar de esta extraña moda de cocinar en el lavavajillas, incluso salía en un anuncio de televisión… ¿pero alguno de vosotros habéis probado a hacerlo en casa?  Hay miles de recetas circulando por internet y hasta libros de técnicas y recetas dedicados exclusivamente a la cocina en el lavavajillas.

¿Y cómo se hace? Evidentemente, esta cocina no se basa en meter un pescado en el  lavavajillas y esperar a que acabe el programa de lavado y para degustar un exquisito plato. Hay ciertos mínimos que hay que cumplir, y a partir de ahí podéis ser todo lo creativ@s que queráis.

El lavavajillas, lava por agua a presión y jabón y desinfecta por temperatura, por lo que todos los alimentos que introduzcáis en él tienen que estar bien protegidos en bolsas selladas o en tarros herméticamente cerrados (¡no vale un tupper!).

Luego está la cuestión de la temperatura, es decir, qué programa elegís para que además de limpiar los platos y vasos podáis hacer un delicioso guiso. Los lavavajillas domésticos lavan a una temperatura de entre 50 y 70°C, por ello, no es muy recomendable utilizarlo como cocedor cuando se elija el programa corto, ya que no llega a la temperatura necesaria para matar a todas las bacterias que puede contener nuestra comida.  Y si vais a cocinar frutas o verduras no estaría de más desinfectarlas con antelación.

También tened en cuenta que las raciones que metáis no deben ser muy grandes porque el lavavajillas no deja de ser un lavavajillas, y no está diseñado para cocinar si no para lavar. Si introducís un recipiente muy grande o con mucha comida, corréis el riesgo de que no se cocine completamente y a la hora de comerlo os encontréis con partes crudas en su interior, por no hablar del festín  que pueden darse las bacterias que hayan sobrevivido.

Muchos de los que ya han probado esta técnica la defienden abiertamente, ya que aseguran que al cocinar la comida en su propio jugo, es mucho más sabrosa y mantiene más los aromas. Desde aquí os invito a que la probéis y nos contéis la experiencia, quien sabe, quizás entre nosotr@s aparezca un nuevo chef de la nouvelle cuisine.

On egin!

 

Laura Moya Torvisco

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¡Lávate las manos!

Con motivo del próximo Día mundial del lavado de manos, el 15 de octubre para ser más exactos, os escribo esta vez para recordaros la importancia del lavado de las manos.

Se estima que el 20% de las intoxicaciones alimentarias se dan por el incorrecto lavado de manos. ¡El 20%! ¡Qué fácil sería acabar con esto si simplemente nos molestáramos en lavarnos las manos antes de manipular un alimento!

En nuestras manos podemos encontrar bacterias, virus e incluso parásitos de todo tipo. Desde aquellas que nos causarían graves enfermedades gastrointestinales, como salmonella, o las producidas por bacterias de origen fecal (si si… literalmente fecal) como Escherichia coli, hasta las causantes de las infecciones nosocomiales.

Antes de seguir leyendo, paraos un momento y pensad cuantas cosas tocáis al cabo del día con las manos… Bien, pues casi con total seguridad en cada una de las cosas que tocamos hay millones de bacterias, y éstas, pasan gustosamente a nuestras manitas para quedarse ahí hasta que nos las lavamos bien, pero bien bien…

No se trata de que cada vez que toquemos algo salgamos corriendo despavoridos y nos restreguemos las manos con un jabón desinfectante, luego lejía y para terminar nos frotemos con un cepillo la piel hasta dejarnos las manos en carne viva, pero sí que es importante que sepamos cómo y con qué tenemos que hacerlo.

Hoy en día, y tras las alertas que hubo hace unos años por la gripe aviar y otras epidemias, salieron al mercado jabones muy eficaces para la desinfección de manos, en las farmacias podemos encontrar cantidad de ellos. Pero ojo, estos jabones pueden dejar restos químicos en nuestras manos y si luego lo que queremos es manipular alimentos quizás debamos fijarnos muy bien en cual utilizamos y con qué fin.

Aunque parezca evidente, no siempre nos lavamos bien las manos, así que aquí os dejo los pasos a seguir:

  • Primero debemos despojarnos de todas las pulseras, anillos, reloj y demás efectos personales que llevemos.
  • Luego debemos asegurarnos de disponer de un lavamanos con agua caliente (entre 20°C y 40°C).
  • El jabón que utilicemos tiene que ser bactericida, y con este, tenemos que frotarnos las palmas y dorso de las manos hasta las muñecas durante unos 30 segundos, y sin olvidarte de las uñas.
  • Después aclararnos bien con agua caliente.
  • Y por último, secarnos las manos completamente con papel de un solo uso.

¿Parece fácil verdad? Pues apostaría a que la mayoría de nosotros no seguimos ni la mitad de estos pasos.

Haced caso a vuestras madres y acordaros lo que nos repetían hasta la saciedad todos los días: “¡¡Lávate las manos antes de comer!!”

Laura Moya Torvisco

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