Cocinar en el lavavajillas, ¿es posible?

Hace unos días, mientras impartía un curso de Higiene alimentaria, uno de los asistentes me preguntó sobre si era cierto que hubiera gente que cocinaba en el lavavajillas. La pregunta me hizo gracia, ya que no iba al hilo del tema que tratábamos en ese momento, pero por supuesto que le di mi respuesta y mi opinión como consultora en Seguridad Alimentaria. Además se abrió un debate sobre la cocina en el lavavajillas y ¡hasta surgieron ideas para recetas! Y ya que vi que hay mucha curiosidad y dudas sobre el tema, me pareció una buena idea tratarlo en este blog, que poco a poco va teniendo más adeptos.

A estas alturas tod@s hemos oído hablar de esta extraña moda de cocinar en el lavavajillas, incluso salía en un anuncio de televisión… ¿pero alguno de vosotros habéis probado a hacerlo en casa?  Hay miles de recetas circulando por internet y hasta libros de técnicas y recetas dedicados exclusivamente a la cocina en el lavavajillas.

¿Y cómo se hace? Evidentemente, esta cocina no se basa en meter un pescado en el  lavavajillas y esperar a que acabe el programa de lavado y para degustar un exquisito plato. Hay ciertos mínimos que hay que cumplir, y a partir de ahí podéis ser todo lo creativ@s que queráis.

El lavavajillas, lava por agua a presión y jabón y desinfecta por temperatura, por lo que todos los alimentos que introduzcáis en él tienen que estar bien protegidos en bolsas selladas o en tarros herméticamente cerrados (¡no vale un tupper!).

Luego está la cuestión de la temperatura, es decir, qué programa elegís para que además de limpiar los platos y vasos podáis hacer un delicioso guiso. Los lavavajillas domésticos lavan a una temperatura de entre 50 y 70°C, por ello, no es muy recomendable utilizarlo como cocedor cuando se elija el programa corto, ya que no llega a la temperatura necesaria para matar a todas las bacterias que puede contener nuestra comida.  Y si vais a cocinar frutas o verduras no estaría de más desinfectarlas con antelación.

También tened en cuenta que las raciones que metáis no deben ser muy grandes porque el lavavajillas no deja de ser un lavavajillas, y no está diseñado para cocinar si no para lavar. Si introducís un recipiente muy grande o con mucha comida, corréis el riesgo de que no se cocine completamente y a la hora de comerlo os encontréis con partes crudas en su interior, por no hablar del festín  que pueden darse las bacterias que hayan sobrevivido.

Muchos de los que ya han probado esta técnica la defienden abiertamente, ya que aseguran que al cocinar la comida en su propio jugo, es mucho más sabrosa y mantiene más los aromas. Desde aquí os invito a que la probéis y nos contéis la experiencia, quien sabe, quizás entre nosotr@s aparezca un nuevo chef de la nouvelle cuisine.

On egin!

 

Laura Moya Torvisco

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¡Lávate las manos!

Con motivo del próximo Día mundial del lavado de manos, el 15 de octubre para ser más exactos, os escribo esta vez para recordaros la importancia del lavado de las manos.

Se estima que el 20% de las intoxicaciones alimentarias se dan por el incorrecto lavado de manos. ¡El 20%! ¡Qué fácil sería acabar con esto si simplemente nos molestáramos en lavarnos las manos antes de manipular un alimento!

En nuestras manos podemos encontrar bacterias, virus e incluso parásitos de todo tipo. Desde aquellas que nos causarían graves enfermedades gastrointestinales, como salmonella, o las producidas por bacterias de origen fecal (si si… literalmente fecal) como Escherichia coli, hasta las causantes de las infecciones nosocomiales.

Antes de seguir leyendo, paraos un momento y pensad cuantas cosas tocáis al cabo del día con las manos… Bien, pues casi con total seguridad en cada una de las cosas que tocamos hay millones de bacterias, y éstas, pasan gustosamente a nuestras manitas para quedarse ahí hasta que nos las lavamos bien, pero bien bien…

No se trata de que cada vez que toquemos algo salgamos corriendo despavoridos y nos restreguemos las manos con un jabón desinfectante, luego lejía y para terminar nos frotemos con un cepillo la piel hasta dejarnos las manos en carne viva, pero sí que es importante que sepamos cómo y con qué tenemos que hacerlo.

Hoy en día, y tras las alertas que hubo hace unos años por la gripe aviar y otras epidemias, salieron al mercado jabones muy eficaces para la desinfección de manos, en las farmacias podemos encontrar cantidad de ellos. Pero ojo, estos jabones pueden dejar restos químicos en nuestras manos y si luego lo que queremos es manipular alimentos quizás debamos fijarnos muy bien en cual utilizamos y con qué fin.

Aunque parezca evidente, no siempre nos lavamos bien las manos, así que aquí os dejo los pasos a seguir:

  • Primero debemos despojarnos de todas las pulseras, anillos, reloj y demás efectos personales que llevemos.
  • Luego debemos asegurarnos de disponer de un lavamanos con agua caliente (entre 20°C y 40°C).
  • El jabón que utilicemos tiene que ser bactericida, y con este, tenemos que frotarnos las palmas y dorso de las manos hasta las muñecas durante unos 30 segundos, y sin olvidarte de las uñas.
  • Después aclararnos bien con agua caliente.
  • Y por último, secarnos las manos completamente con papel de un solo uso.

¿Parece fácil verdad? Pues apostaría a que la mayoría de nosotros no seguimos ni la mitad de estos pasos.

Haced caso a vuestras madres y acordaros lo que nos repetían hasta la saciedad todos los días: “¡¡Lávate las manos antes de comer!!”

Laura Moya Torvisco

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Anisakis: ¿Qué hago con el pescado?

Todos los años las mismas cuestiones…llega la temporada de ciertos pescados y nos surgen las mismas dudas: Voy a comprar pescado…¿y qué hago con el tema del Anisakis ese? ¿compro el pescado fresco o mejor congelado y me quito de líos? ¿si lo compro fresco, lo tengo que congelar sí o sí? Es que en el telediario han dicho que si tal y si cual y mi vecina me ha contado una historia que no veas…Pues vamos a ver si desde Hazia podemos aclararos un poco todo este tema, intentando que conozcáis un poco mejor al temido Anisakis.

Lo primero…¿Qué es?¿De dónde viene?¿En qué tipo de pescados me lo puedo encontrar?

El Anisakis simplex es un parásito que vive en el estómago de los mamíferos marinos (ballenas, focas, delfines,…), que expulsan sus huevos al mar, dónde continúan su ciclo de vida infectando a nuevos huéspedes (crustáceos, peces, etc.).

Por lo tanto, nos podemos encontrar Anisakis en pescados de mar, tanto blanco como azul (merluza, bacalao, sardinas, anchoas, boquerones, pescadilla, etc,) y no en los pescados de río, lagos o pantanos (truchas, salmón de río, etc.), ni en los de piscifactoría, siempre que sean de agua dulce, ni en los moluscos bivalvos (mejillones, almejas, etc.).

¿Y qué forma tiene? ¿Cómo lo identifico? ¿Qué problemas puede causar?

Pues bien, son unos gusanos blanquecinos que, generalmente, tienen forma de espiral y cuando nos los comemos, pueden penetrar en nuestro estómago o intestino (anisakiasis) y ¡convertirnos en su nuevo huésped! Lo cual no es nada agradable, ya que puede producir inflamación, dolor abdominal, náuseas, vómitos, fiebre,…¡vamos! ¡nada que estemos deseando pasar!.

Hay que tener en cuenta que hay personas que tienen sensibilidad al Anisakis (alergia), y esto es un verdadero problemón, ya que, si se comen el Anisakis, aún estando el pescado cocinado, congelado y demás, pueden tener una reacción alérgica (desde urticaria hasta shock anafiláctico).

¿Y qué puedo hacer? ¿Dejo de comer pescado y listo?

¡Ni de broma! ¡Con lo rico que está y lo saludable que es! Sólo hay que tener sentido común y seguir unas pautas que os explicamos ahora mismo:

En la compra…Si puedes, compra el pescado limpio y sin tripas, si no, no te olvides de limpiarlo y quitarle las tripas nada más llegar a casa.

En la cocina…Cocina el pescado a más de 60ºC, lo cual no tiene ninguna dificultad en las preparaciones habituales como cocción, fritura, horneado o plancha.

Si vas a consumir el pescado crudo o casi crudo (marinado, en vinagreta, en salazón, etc.) debes congelarlo a -20ºC durante 24 h. Generalmente, en casa, no tenemos el congelador a esta temperatura tan baja, solemos rondar los -17, -18 ºC, por lo que es recomendable que lo tengas más tiempo congelado, al menos 48 h (o sea, 2 días).

Os dejamos aquí, el enlace a un vídeo que resume estupendamente lo que os acabamos de contar y no dejéis de preguntarnos si tenéis alguna duda.

Nerea Cavero Ruiz

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Despilfarro de comida, ¿podemos hacer algo?

Dicen los expertos que en todo el mundo tiramos entre un tercio o un cuarto de alimentos para el consumo humano y que, más concretamente, en Europa tiramos 179kg de comida por habitante. ¿Podemos evitar este desastre? Quizás sea imposible aprovechar todos los alimentos, pero sí que cada vez tenemos más herramientas a nuestra disposición para evitarlo.

Una de estas herramientas es la Nevera Solidaria que el  grupo Galdakaoko Boluntarioen Gizarte Elkartea instaló en una calle de Galdakao. Este proyecto se basa en el principio de que en vez de tirar a un contenedor de basura los alimentos que pueden ser consumidos (como por ejemplo: excedentes de comida de un bar, restaurante, comida de amigos, etc.  o alimentos próximos a su caducidad) los depositemos en un frigorífico para que quien lo quiera, los pueda aprovechar y consumir. Y a decir verdad, el proyecto está siendo todo un éxito, ¡se están recuperando hasta 150 kg de comida a la semana!

Este frigorífico y los alimentos que contiene, aunque estén fuera de las normativas por las que se rigen los derechos de los consumidores, si que tiene que tener al menos unos controles en materia de Seguridad Alimentaria. Y en esas estamos, porque en Hazia nos hemos volcado para echarles una mano y marcar unas pautas con las que controlar, en medida de lo que sea posible, que los alimentos que depositen en la Nevera Solidaria sean aptos para el consumo.

Aquí os dejamos el enlace a la entrevista que nos hicieron los informativos de EiTB en el que os damos más detalles sobre la Nevera Solidaria. ¡Un placer poder participar en un proyecto así!

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Si soy comerciante u hostelero… ¿Qué información tengo que dar a mis clientes?

En otro de nuestros posts anteriores “Alérgenos en los alimentos: ¿Qué información debemos tener?” comentábamos que a los consumidores se les debe de informar sobre los alérgenos que contienen los alimentos de los productos que se les sirva o venda. Hasta aquí todos lo tenemos claro, pero además ¿qué información estamos obligados a darles? Pues bien, vamos a explicarlo, pero antes tenemos que tener presente que el objetivo de esta nueva norma es que nuestros clientes tengan esta información disponible y accesible antes de la compra.

Vayamos por partes. Si tengo un bar o restaurante, y lo que hago es servir comidas que se van a consumir in situ o incluso preparo comida para llevar, lo que tengo que comunicar a mis clientes es la denominación del producto y las sustancias que causen alergias o intolerancias. ¿Y cómo hacemos esto? Pues queda a nuestra elección, debemos buscar la forma que más se adapte a nuestra empresa y a nuestros clientes.

Si soy comerciante minorista de quesos, productos cárnicos, embutidos, pescados, pan, pasteles, etc., y lo que hago es envolver los productos que vendo, incluyendo los que elaboro, también tengo que dar la misma información (denominación del producto y alérgenos). Pero además, si elaboro digamos, unas croquetas de jamón y resalto concretamente ese ingrediente, tengo que declarar el % de jamón. Al igual que si hago unas hamburguesas de carne picada de vacuno y porcino tengo que indicar el % de cada una. Y siempre teniendo en cuenta que antes de la compra mis clientes tienen que tener accesible la información, y al igual que en el caso anterior, la forma de comunicación queda en nuestra mano.

Y… ¡Ricemos el rizo! En el caso de que envasemos los productos, tenemos que ponerles, obligatoriamente, una etiqueta. Pero ojo, aquí la cosa se complica, ya que la información debe ser más completa y, por supuesto, legible. ¿Y qué debemos poner en la etiqueta? Denominación del producto, sustancias alérgenas/intolerantes, ingredientes, cantidad de los ingredientes y la del alimento, fecha de caducidad o consumo preferente, condiciones de utilización y conservación, modo de empleo, razón social y dirección del envasador y país de origen cuando sea obligatorio.

Y tened en cuenta que en todos los casos, las bebidas alcohólicas que contengan un grado de alcohol >1,2% hay que declararlo.

Por último, me gustaría comentar que siempre existen excepciones, pero en este caso, son las menos. Y si os surge alguna consulta al respecto, no dudéis en contactar con nosotras, estamos aquí para ayudaros.

Así que manos a la obra, pongámonos en marcha para poder dar a nuestros clientes una información veraz de lo que les servimos.

 

Laura Moya Torvisco

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