¡Hola a todos y todas otra vez! Después de las navidades os volvemos a escribir para esta vez, contaros una nueva
tendencia que está tomando mucha fuerza en los restaurantes más modernos de nuestro entorno. ¡Comer en la barra!
Es curioso, como cambian nuestras costumbres… Hasta hace más bien poco, cuando comíamos en la barra de un restaurante era porque no tenían mesa libre. Pues ahora ya no, resulta que lo que está de moda, es ir a un restaurante y comer en la barra.
Pero ojo, no vale cualquier barra. No me refiero a la barra del bar del restaurante, en la que mientras sirven un vino o un café a otro cliente a ti te ponen tu plato delante, si no a la barra de la cocina del restaurante. Cada vez son más los establecimientos que están ofreciendo esta modalidad. Han rediseñado sus restaurantes para que la cocina sea un espacio abierto, a la vista del público y colocar una barra en la que se puedan sentar los comensales y ver cómo se cocinan sus platos e incluso charlar con los cociner@s.
No os hace falta más que daros una vuelta por la ciudad, y echar un vistazo, a aquellos restaurantes más nuevos o que acaban de reformar. Os vais a encontrar más y más cocinas con ventanas al comedor y barras diseñadas para darnos de comer, no sólo para beber.
Este servicio nos lo ofrecen cada vez en más establecimientos, desde grandes restaurantes con estrellas Michelín, hasta los que ofrecen menú del día.
Realmente es una forma diferente de disfrutar de una comida, podéis hacerlo en solitario, en pareja, o con vuestro grupo de amigos. ¿A quién no le gusta ver cómo elaboran esas maravillas culinarias con las que nos degustan? Ahora que nos estamos hinchando a ver programas de cocina y que ha resurgido dentro de muchos de nosotros ese espíritu por realizar en nuestras casas grandes platos, qué mejor forma de aprender que viendo cómo lo hacen en un restaurante.
Así que ya sabéis, la próxima vez que vayáis a reservar mesa en un restaurante preguntarles por la barra, quizás os sorprendan y podáis disfrutar de esa comida de una manera diferente.
¡Bon appetit!
Laura Moya Torvisco